¿PARIDAD DEPORTIVA O QUE GANE EL MEJOR?
Hace mucho tiempo que el automovilismo deportivo intenta hacer que los ganadores no se repitan. Aquellas épocas donde un Gálvez, un Emiliozzi, un Traverso o el mismísimo quíntuple Juan Manuel Fangio ganaban todo deben quedar atrás. Al menos ese es el mensaje que baja desde los organizadores de las competencias.
¿Por qué? Todos los deportes profesionales hoy en día son empresas, es decir, necesitan de organizaciones lucrativas detrás para que el show continúe. Entonces la respuesta sería: Porque el negocio así lo necesita.
¿También lo necesitan los pilotos y el público? La respuesta ya no es tan sencilla como la anterior. Se trata de gustos, diría la abuela. Para los pilotos ganadores está mal, pero para aquellos que no pueden aspirar a un conjunto ganador se trata del salvoconducto que les permite mostrarse y tener chances de continuar.
Si hablamos del público hay de todo. Están aquellos que resisten los cambios y argumentan que en el deporte debe ganar el mejor; pero también existen quienes afirman que no les interesa ver una actividad donde ya se sabe de antemano el resultado.
El TC implementó el sistema de lastre por kilos desde comienzos de la década del ’90. Fue para evitar la posibilidad de rachas súper exitosas. Al comienzo, los que ganaban debían cargar 30 kilos. Luego subió la cantidad: todos los que iban al podio tenían que lastrar sus autos a la carrera siguiente, con una escala de 30, 20 y 10 kilos, respectivamente.
Otras categorías fueron por la inversión de grilla desde una posición en adelante, otros penalizaban con puestos en la clasificación por posición en el campeonato. Todos buscaban lo mismo, que no gané el mismo todas las carreras y que si debía hacerlo por lo menos dé espectáculo superando autos desde el fondo.
Superar autos, lucha en pista. Eso se busca. Y sino miremos a la F1, que implementó el DRS, es decir, el Sistema de Reducción del Arrastre Aerodinámico (básicamente que el alerón trasero deje de funcionar en las rectas) en 2011, y más de una década después aún es resistido.
“Así no se generan ídolos” rezan aquellos que se resisten a meter la mano para generar nuevos ganadores. “No me interesa ver una carrera donde sabemos que ganará tal o cual piloto por una diferencia abrumadora”, afirman los otros.
La verdad es que todos los deportes tienen algo muy claro como objetivo: la incertidumbre de quién ganará. Entonces: ¿debe ganar la ética deportiva o debe ganar el espectáculo?
Y vos... ¿de qué lado estás?